El documental “Sicarios del capital” del realizador navarro Gregorio Subersiola ha obtenido el premio Pobreza Zero al mejor documental, obra experimental o de videoarte en el reciente Festival Internacional de Cine Pobre celebrado en la ciudad cubana de Gibara. |
La obra, elegida entre 46 trabajos procedentes de 17 países, ha recibido el reconocimiento unánime del jurado por "narrar, exponer y denunciar las graves y constantes violaciones de los derechos de los pueblos indígenas de Colombia a través de la valentía de sus testimonios". También destacó que la cinta pone “en evidencia la impunidad del narcotráfico y los paramilitares perpetrada desde el Estado y las empresas transnacionales".
“ Sicarios del capital” es una denuncia del paramilitarismo como instrumento creado en 1962 por el Estado colombiano, con el asesoramiento de militares estadounidenses, para la eliminación física de toda persona que se oponga a las políticas gubernamentales. Desde entonces, ha sido puesta en práctica por todos los gobiernos -liberales o conservadores- que se han sucedido en el país andino,. Prueba de ello son las siete sentencias de condena al Estado colombiano que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha emitido en los últimos cuatro años.
La historia reciente de Colombia está repleta de masacres y asesinatos que los paramilitares han perpetrado de la manera más atroz que se pueda imaginar. Como un ejemplo entre miles, se puede mencionar la masacre ocurrida en El Salado, en febrero del 2000, donde colgaron de los árboles y degollaron a más de 60 personas, en medio de gritos, canciones y celebraciones, en un espectáculo dantesco que se prolongó hasta el amanecer.
El documental explica, a través del relato de una misión de verificación de derechos humanos que se llevó a cabo en el nordeste antioqueño en 2006, las causas tanto políticas como económicas del proceder de estos grupos que todavía hoy operan con total impunidad. Es, a su vez, un intento de dar a conocer y denunciar esta realidad. Una realidad que tanto el actual presidente como los grandes medios de comunicación ocultan cuando presentan al gobierno colombiano como la democracia más asentada de América Latina, y al paramilitarismo como un accidente del pasado que supuestamente concluyó en el 2002, año en que comenzó “teóricamente” su desmovilización.
Pero nada más lejos de la realidad: según el último informe de la Comisión Colombiana de Juristas, entre los años 2002 y 2006, el paramilitarismo fue responsable de cerca de 4.000 asesinatos, una terrorífica media de 1.000 asesinatos al año. Además, se calcula que cerca de 100 grupos paramilitares siguen campando a sus anchas con la complacencia de las autoridades.
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