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martes, 7 de julio de 2009



Constitución para la Nueva Colombia



por Jimy Ríos/Colaborador ABP Colombia
ABP/07/07/2009

La constitución de Colombia será junto con la independencia la ara santa, en la cual haré los sacrificios. Por ella marcharé a las extremidades de Colombia a romper las cadenas de los hijos del Ecuador, a convidarlos con Colombia, después de hacerlos libres.
Simón Bolívar. Congreso de Cúcuta. 1821
A propósito de los 18 años de la Constitución Política de 1991: continuismo capitalista que profundizó la exclusión política y social en Colombia. Pese a que fue evidente el propósito neoliberal, después de su promulgación había generado expectativas en ingenuos, por lo menos con el contenido filosófico del preámbulo, pues se anunció el paso de la democracia representativa a la participativa y el Estado social de derecho; también por la idea de autonomía regional en la distribución del espacio y del poder. Pero contrario a la democratización, todo esto fue una estrategia de cooptación por los gobiernos sucesivos, a saber, Cesar Gaviria, Ernesto Samper, Andrés Pastrana y Álvaro Uribe. Con todo esto la institucionalidad, inundada de ilegitimidad, se encuentra una vez más agotada.
En éste contexto, se están expresando varias y diferentes voces radicalmente opuestas sobre la Asamblea Nacional Constituyente. Hay posiciones favorables a una nueva convocatoria, a la ejecución total de la constitución vigente y a reformas superficiales unas y de fondo otras. La constituyente es vista como salida al conflicto armado, pero también para adecuar la legislación de manera oportunista a intereses mezquinos de los narco-paramilitares.
Ejemplo de esto último la iniciativa que salió de la cumbre extraordinaria en la Casa de Nariño entre el gobierno y 70 representantes a la Cámara realizada en junio de 2009; allí surgió la idea de una Asamblea Constituyente para asegurar la reelección presidencial. La propuesta salió del grupo de La U. Sería presentar un proyecto de ley en la legislatura que debe comenzar el 20 de julio, el proyecto se aprobaría en dos meses y antes de fin de año convocatoria a elecciones. La Asamblea sesionaría el primer semestre de 2010 y dentro de sus atribuciones estaría la opción de cambiar las fechas de las elecciones para el Congreso y para la Presidencia. Además, agregan los fascistas, la Asamblea también haría los "necesarios ajustes institucionales" que requiere la Constitución y que el Congreso no ha sido capaz de hacer. Se habló incluso de reformas hacia el sistema parlamentario y primeros ministros de larga duración.
Para Carlos Gaviria del Polo Democrático Alternativo es pertinente convocar una constituyente. Él sostuvo que en 2008 recibió muchos mensajes de personas del común que creían necesario hacer un esfuerzo para relegitimar al Estado y sus instituciones. Y agregó: “Sé que el remedio es costoso y que incluso es bastante aleatorio sobre todo, porque no puede aplicarse de manera inmediata. Para poder convocar una constituyente, hay que superar muchas etapas y estaríamos llegando a ejecutarla solo a finales del 2009, una fecha muy próxima a las elecciones del 2010. Sin embargo, no encuentro ahora una vía mejor.”
En entrevista al actual candidato presidencial Sergio Fajardo se le preguntó si propondría una asamblea constituyente para avanzar en los cambios que requiere el país y respondió esto: Hay que verlo bien (...) pero es que ya van 27 reformas a la Constitución de 1991. De ellas, cuatro son políticas, y buscar otra más es tener al país en inestabilidad. Por otro lado, el Gobernador de Santander, Horacio Serpa del partido liberal, quien fue uno de los tres Presidentes de la Constituyente del 91, dice con asombro que los gobiernos de turno (de los cuales él hizo parte) no han aplicado en su plenitud la Carta Magna. Según Serpa, no se le ha sacado al documento el mejor provecho. (Que lo digan los neoliberales). Además rechazó la forma en que ha sido modificada en 20 ocasiones y dijo que hay artículos que todavía no se han aplicado.
En académico Alejo Vargas sostiene que “para adelantar una reforma de reajuste institucional con temas de la agenda nacional se requiere una gran coalición post-Uribe o mejor una gran coincidencia -en la cual deben estar incluidos los uribistas, por supuesto-, que permita que la misma sea de gran consenso nacional. Vargas se plantea el interrogante de si el Congreso tendrá la grandeza que se requiere para tramitar y sacar adelante una reforma de esta envergadura, o habrá necesidad de acudir a un mecanismo excepcional como sería una Asamblea Nacional Constituyente.” Esperemos que ya se haya respondido el columnista teniendo en cuenta que es la institución más desprestigiada y buena parte de sus integrantes se encuentran en la cárcel o en proceso de ingreso.
Desde una postura revolucionaria, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo plantean en su Manifiesto la convocatoria a una Constituyente. “El objetivo es la creación de una alternativa para el cambio, surgida de un Gran Acuerdo Nacional por la paz, la justicia, la soberanía y el decoro de la nación, que se proponga un nuevo gobierno para salvar a Colombia del abismo, para recuperar la dignidad mancillada por el gobierno forajido de fascistas narco-paramilitares bendecidos por Washington, una nueva conducción de los destinos de la patria que proscriba la represiva y expoliadora Seguridad Democrática del imperio y la política neoliberal, que rescate la soberanía del pueblo, reestructure el Estado con el fin de garantizar el bien común y conforme su Ejército Bolivariano guiado por el amor al pueblo, la justicia social y la defensa de la patria. En fin, un gobierno que convoque una Asamblea Nacional Constituyente para darnos una Nueva Constitución que refrende los cambios a favor del pueblo, hacia la paz y la convivencia, la verdadera democracia, la soberanía y la integración solidaria de los pueblos, como mandatos emanados de ese gran Pacto Social.”
Es necesaria entonces una constituyente con amplia participación y representación de las mayorías desposeídas. Dicha convocatoria no puede estar en manos del gobierno actual, pues conocemos bien la manipulación de los órganos de control sin los cuales las garantías electorales son una falacia. Además este gobierno fraudulento ha financiado sus campañas con dineros del narcotráfico y con presiones armadas por parte de paramilitares. Como si fuera poco su administración está llena de trampas y ha utilizado la represión brutal para contener la inconformidad popular y la oposición, entre otras acciones, recurriendo a la criminalización, la amenaza, la desaparición y al asesinato.
Así las cosas, es todavía mucho más claro que sin insurrección popular difícilmente habrá nuevo gobierno y garantías para constituir la Nueva Colombia. Estamos a la entrada de la conmemoración de los 200 años de la primera “independencia”. Las colombianas y los colombianos podemos definir una segunda y real independencia ratificada con una constituyente que consolide el proyecto del Libertador. Socialista el futuro será.

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