En el amplio rostro, poblado de barba pincelada con la nieve del tiempo, sobresalían unos ojos radiantes como alborada de nueva patria y una serena sonrisa, expresión inconfundible del optimismo que lo acompañó en la búsqueda de la felicidad deseada para los oprimidos y explotados.
Jamás se le noto tristeza alguna, ni la adustez apareció en su jovial semblante.
Era valiente, alegre, disciplinado, estudioso, fraternal, firme en la defensa de sus sólidos principios revolucionarios, exigente en el cumplimiento de las determinaciones y tareas acordadas por el colectivo de la Organización y a la vez comprensivo e inalterable frente a errores involuntarios de sus pares o de los combatientes que lo elevaron a ejercer los más altos cargos de Dirección y Mando dentro de la estructura jerárquica de las FARC-EP; justo tributo reservado a los mejores entre quienes voluntariamente nos unimos para repeler y después derrotar, fusil en mano, la violencia impuesta por un
Estado criminalmente clasista que no dejó ninguna otra opción para enfrentarlo.
Así era Luís Edgar Devia y así continúa viviendo entre la guerrillerada, combatiendo junto con su pueblo. Irradió luz propia ayudando a desterrar las tinieblas de la ignorancia en las mentes de obreros y campesinos, de quienes bebió y dio a beber el agua vivificante del saber sobre las verdaderas causas de la explotación y humillación del débil.
Ejerció de Concejal Electo y líder sindical de ejemplar comportamiento. Como tribuno de las masas fustigó las injusticias del régimen con el verbo y con la acción. Para entonces era visible que el régimen buscaba eliminarlo. Obligado por las circunstancias mutó a la clandestinidad donde trabajó en el "silencio" del secreto sin dar blanco a los sicarios oficiales que tenían la orden de matarlo.
La selva le brindó protección y abrigo. Otros hombres y mujeres que allí estaban antes que él y por la misma causa, le enseñaron a conocer "la nueva casa" y sus misterios, hábitat que solo abandonaba por cortísimos períodos de tiempo para cumplir tareas que su cargo imponía.
Para evitar el rastro que condujera a los sabuesos hacía él, adquirió el seudónimo de Raúl Reyes. El anonimato y el secreto lo blindaron durante años, de la tenebrosa mira del enemigo. Seguramente él mismo no se imaginó que su nueva identidad adquiriría tal renombre nacional e internacional.
En Casa Verde, durante los diálogos entre las FARC-EP y el gobierno del presidente Belisario Betancur (1.982-1986) al lado del Comandante en Jefe Manuel Marulanda, y de los camaradas Jacobo Arenas, Alfonso Cano y Jaime Guaracas, integrantes del Secretariado Nacional de la Organización
Guerrillera, participó activamente en su desenvolvimiento. Fue su primera aparición pública.
La caída del Muro de Berlín rebota en Colombia con una feroz campaña anticomunista y anti guerrillera que unifica a la derecha, "demócratas", izquierdistas arrepentidos, etc., en el propósito de derrotar política, militar y diplomáticamente a las FARC-EP pretendiendo la entrega de sus hombres y armamento, tal como ya lo habían logrado con organizaciones como el M19, EPL, PRT, El Quintín Lame y una parte del ELN.
A Raúl Reyes como Jefe de la Comisión Internacional de las FARC-EP le corresponde hacer frente a tamaño despropósito. En esta labor se destaca como gran político y un hábil diplomático. El trabajo de las FARC en el exterior se expande con suma rapidez.
En 1993 (año en que Raúl asume la conducción del número de países. Al ser brutalmente asesinado por el imperio y sus serviles (2008), la Organización guerrillera colombiana es destacada en cualquier lugar del planeta. El gobierno se muestra desconcertado y carente de dar respuesta a la ofensiva política de las FARC. Así lo reconoce la Cancillería colombiana.
Pero es en San Vicente del Cagúan, olvidado municipio del Departamento del Caquetá, desde donde Raúl Reyes se proyecta al mundo. Este lugar fue el centro de encuentro para los diálogos entre las FARC-EP y el gobierno Pastrana (l.998-2002). La Televisión, los periódicos, revistas, estaciones de radio, internet…, traen la figura, la voz y el pensamiento del Canciller de la Montaña, estampándolas indeleblemente en la memoria colectiva del país.
En el Cagúan las FARC-EP se jugó por la paz con justicia, que obligatoriamente significaban cambios profundos en las caducas instituciones que nos rigen hasta ahora. El Estado buscaba la rendición sin condiciones. Con extraordinario talento político y su innata capacidad diplomática Reyes y su equipo se convierten en acróbatas tratando de salvar un proceso condenado al fracaso por la acción perversa de los usufructuadores de la guerra.
La Agenda Común para el Diálogo, surgida de los encuentros con el gobierno contiene las premisas para frenar la guerra y encontrar la paz. En su letra y espíritu estarán eternamente presentes las iniciativas altruistas de nuestro Raúl.
Hecha añicos la mesa del diálogo con la dinamita de la intransigencia estatal, llueven las bombas y el ametrallamiento mansalvero sobre el "área del despeje". Pastrana como Presidente falta a su palabra. Los acuerdos firmados contemplaban el aviso, 48 horas antes, de una de las partes a la otra antes de reanudar operaciones militares. Por una orden de Washington que ya estaba en desenvolvimiento del guerrerista y fatídico Plan Colombia, echa al traste su compromiso.
De allí salen indemnes, Raúl, sus guerrilleros y las FARC. Más cercos, combates, emboscadas, bombardeos, ametrallamientos habría de resistir Raúl. De todos salió sin novedad.
Ninguna amenaza o peligro lo detenía en el cumplimiento del deber. Sacar adelante un intercambio humanitario que devolviera a sus hogares prisioneros de ambas partes, y que permitieran transitar caminos diplomáticos hacia la solución del conflicto interno armado, fue tarea que asumió por disposición de la Dirección insurgente, pero que pronto fue truncada por las bombas gringas que lanzaron aviones del imperio contra el sagrado territorio de la hermana República del Ecuador.
Más allá del dolor de su partida nos legó su ejemplo, su dignidad, su entrega total a la causa de los pobres, su incesante búsqueda de la felicidad para las mayorías de los habitantes de su patria y los confines de nuestra América.
Aquí junto a nosotros permanece Raúl, el inolvidable Canciller de la Montaña; sonriente como siempre marcha en la dimensión de su ejemplo sobre los senderos que conduzcan a la concreción del acuerdo humanitario que abra las posibilidades de la paz con justicia social para Colombia.
Jamás se le noto tristeza alguna, ni la adustez apareció en su jovial semblante.
Era valiente, alegre, disciplinado, estudioso, fraternal, firme en la defensa de sus sólidos principios revolucionarios, exigente en el cumplimiento de las determinaciones y tareas acordadas por el colectivo de la Organización y a la vez comprensivo e inalterable frente a errores involuntarios de sus pares o de los combatientes que lo elevaron a ejercer los más altos cargos de Dirección y Mando dentro de la estructura jerárquica de las FARC-EP; justo tributo reservado a los mejores entre quienes voluntariamente nos unimos para repeler y después derrotar, fusil en mano, la violencia impuesta por un
Estado criminalmente clasista que no dejó ninguna otra opción para enfrentarlo.
Así era Luís Edgar Devia y así continúa viviendo entre la guerrillerada, combatiendo junto con su pueblo. Irradió luz propia ayudando a desterrar las tinieblas de la ignorancia en las mentes de obreros y campesinos, de quienes bebió y dio a beber el agua vivificante del saber sobre las verdaderas causas de la explotación y humillación del débil.
Ejerció de Concejal Electo y líder sindical de ejemplar comportamiento. Como tribuno de las masas fustigó las injusticias del régimen con el verbo y con la acción. Para entonces era visible que el régimen buscaba eliminarlo. Obligado por las circunstancias mutó a la clandestinidad donde trabajó en el "silencio" del secreto sin dar blanco a los sicarios oficiales que tenían la orden de matarlo.
La selva le brindó protección y abrigo. Otros hombres y mujeres que allí estaban antes que él y por la misma causa, le enseñaron a conocer "la nueva casa" y sus misterios, hábitat que solo abandonaba por cortísimos períodos de tiempo para cumplir tareas que su cargo imponía.
Para evitar el rastro que condujera a los sabuesos hacía él, adquirió el seudónimo de Raúl Reyes. El anonimato y el secreto lo blindaron durante años, de la tenebrosa mira del enemigo. Seguramente él mismo no se imaginó que su nueva identidad adquiriría tal renombre nacional e internacional.
En Casa Verde, durante los diálogos entre las FARC-EP y el gobierno del presidente Belisario Betancur (1.982-1986) al lado del Comandante en Jefe Manuel Marulanda, y de los camaradas Jacobo Arenas, Alfonso Cano y Jaime Guaracas, integrantes del Secretariado Nacional de la Organización
Guerrillera, participó activamente en su desenvolvimiento. Fue su primera aparición pública.
La caída del Muro de Berlín rebota en Colombia con una feroz campaña anticomunista y anti guerrillera que unifica a la derecha, "demócratas", izquierdistas arrepentidos, etc., en el propósito de derrotar política, militar y diplomáticamente a las FARC-EP pretendiendo la entrega de sus hombres y armamento, tal como ya lo habían logrado con organizaciones como el M19, EPL, PRT, El Quintín Lame y una parte del ELN.
A Raúl Reyes como Jefe de la Comisión Internacional de las FARC-EP le corresponde hacer frente a tamaño despropósito. En esta labor se destaca como gran político y un hábil diplomático. El trabajo de las FARC en el exterior se expande con suma rapidez.
En 1993 (año en que Raúl asume la conducción del número de países. Al ser brutalmente asesinado por el imperio y sus serviles (2008), la Organización guerrillera colombiana es destacada en cualquier lugar del planeta. El gobierno se muestra desconcertado y carente de dar respuesta a la ofensiva política de las FARC. Así lo reconoce la Cancillería colombiana.
Pero es en San Vicente del Cagúan, olvidado municipio del Departamento del Caquetá, desde donde Raúl Reyes se proyecta al mundo. Este lugar fue el centro de encuentro para los diálogos entre las FARC-EP y el gobierno Pastrana (l.998-2002). La Televisión, los periódicos, revistas, estaciones de radio, internet…, traen la figura, la voz y el pensamiento del Canciller de la Montaña, estampándolas indeleblemente en la memoria colectiva del país.
En el Cagúan las FARC-EP se jugó por la paz con justicia, que obligatoriamente significaban cambios profundos en las caducas instituciones que nos rigen hasta ahora. El Estado buscaba la rendición sin condiciones. Con extraordinario talento político y su innata capacidad diplomática Reyes y su equipo se convierten en acróbatas tratando de salvar un proceso condenado al fracaso por la acción perversa de los usufructuadores de la guerra.
La Agenda Común para el Diálogo, surgida de los encuentros con el gobierno contiene las premisas para frenar la guerra y encontrar la paz. En su letra y espíritu estarán eternamente presentes las iniciativas altruistas de nuestro Raúl.
Hecha añicos la mesa del diálogo con la dinamita de la intransigencia estatal, llueven las bombas y el ametrallamiento mansalvero sobre el "área del despeje". Pastrana como Presidente falta a su palabra. Los acuerdos firmados contemplaban el aviso, 48 horas antes, de una de las partes a la otra antes de reanudar operaciones militares. Por una orden de Washington que ya estaba en desenvolvimiento del guerrerista y fatídico Plan Colombia, echa al traste su compromiso.
De allí salen indemnes, Raúl, sus guerrilleros y las FARC. Más cercos, combates, emboscadas, bombardeos, ametrallamientos habría de resistir Raúl. De todos salió sin novedad.
Ninguna amenaza o peligro lo detenía en el cumplimiento del deber. Sacar adelante un intercambio humanitario que devolviera a sus hogares prisioneros de ambas partes, y que permitieran transitar caminos diplomáticos hacia la solución del conflicto interno armado, fue tarea que asumió por disposición de la Dirección insurgente, pero que pronto fue truncada por las bombas gringas que lanzaron aviones del imperio contra el sagrado territorio de la hermana República del Ecuador.
Más allá del dolor de su partida nos legó su ejemplo, su dignidad, su entrega total a la causa de los pobres, su incesante búsqueda de la felicidad para las mayorías de los habitantes de su patria y los confines de nuestra América.
Aquí junto a nosotros permanece Raúl, el inolvidable Canciller de la Montaña; sonriente como siempre marcha en la dimensión de su ejemplo sobre los senderos que conduzcan a la concreción del acuerdo humanitario que abra las posibilidades de la paz con justicia social para Colombia.
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