Los prisioneros de guerra y los presos políticos siempre estamos buscando formas de comunicarnos con el pueblo. Nuestro arte de revolucionarios ha estado destinado a la construcción de una nueva sociedad por la que apostamos nuestras vidas.
En ese camino, con esa condición de prisioneros que nos mengua la categoría de combatientes bolivarianos, vamos ensayando métodos para no dejarnos aislar; por eso sin ser poetas y sin que nuestros escritos aspiren rango literario, a diario tratamos de ligarnos a través de ellos con nuestro pueblo, con nuestros compañeros de lucha y de armas, exteriorizando nuestros sinceros sentimientos mientras escapamos, de alguna manera, de las cadenas de la soledad y del hastío, haciendo de la sencilla palabra lumbre que sale de la oscuridad misma en que nos han querido confinar los enemigos de la patria.
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