lunes, 2 de mayo de 2011
UN SUEÑO CON BOLIVAR
Tomado del libro "un sueño con Bolivar"
desde la pagina de "frentean"
Capítulo I
EL ENCUENTRO
Una tarde sentado en la playa y acompañado por el batir de las olas y el humo de un cigarrillo, con mis pensamientos a cuestas, de pronto sentí una voz a mi lado que asustándome y tranquilizándome al mismo tiempo me dijo:
“He decidido venir para despejar tantas dudas y curiosidades que se tienen de mi”
Yo reuniendo mis sensaciones, trate de interrumpirlo, pero él con su imponente presencia y su voz fuerte, dijo:
Aquí estoy, de mi se ha escrito mucho y se han dicho demasiadas cosas, he sido inspiración de muchos y mi nombre se ha usado por políticos y no políticos, he sido divinizado, he sido atacado, pero nadie ha pensado que soy humano (el se ríe) como muchos de ustedes y que sentí, amé, reí y llore como todos.
He amado esta Patria fervorosamente y mi mayor sueño fue que nos convirtiéramos en una potencia, que fuera dirigida por un gobierno que velara por el bien de todos.
La emoción y el susto me embargaron, no todos los días te consigues que la persona que interrumpe tus pensamientos sea El Libertador Simón Bolívar, muerto hace 173 años.
Parecido a la descripción dada por sus biógrafos, con bigote poblado y mirada de fuego, vestido con pantalón y camisa blanca, con altas botas negras, dando una imagen de sencillez en el vestir diferente a las pinturas de el Bolívar militar que ya conocemos.
Ya más cómodos empezamos a hablar. Yo tenía tantas cosas que preguntarle y no sabía por donde empezar.
El vio esa duda en mis palabras y sonriendo me dijo: “Pregunta mijo, pero cálmate, por favor no me veas como una divinidad soy solo un hombre”.
Yo visiblemente emocionado empecé a preguntar:
¿Libertador porque no se pudo dar la Gran Colombia como una potencia, que se fijara en dar “mayor felicidad” a sus integrantes como mejor forma de gobierno?
El sonrío y me puso la mano en el hombro diciéndome:
“Amigo después de la Independencia los caudillos quisieron repartirse el país como si fuera una torta o un botín de guerra sin importarles la necesidades del pueblo, unos buscando poder económico y otros poder político. Fíjate lo que costo unirlos para buscar la Independencia, Mariño solo quería el Oriente de Venezuela, Páez los Llanos y Santander Nueva Granada. Para muchos la Patria era solamente el sitio donde habían vivido, no veían más allá de sus narices. Debíamos estar unidos y aprovechar todos los recursos de Venezuela, Nueva Granada y de El Perú”.
Después de oír su explicación pensé que ahora como que no hemos cambiado mucho en comparación con esos tiempos.
Bolívar continuó diciendo: La personalidad nuestra nos hace separarnos y nunca perseguir el bien común, quizás los traumas que tenemos desde que nos conquistaron y por la búsqueda de el bien personal de los conquistadores españoles.
Yo pude dominar esas fuerzas y manejarlas a favor de la Independencia, pero luego esas fuerzas fueron completamente incontrolables.
Al ver que a Bolívar se le ensombrecía su cara decidí cambiar de tema, hacía otros menos dolorosos. Entonces le pregunté: ¿General como fue su niñez y juventud?
El recuperando la alegría sonrió y dijo: “Fui un niño normal como cualquiera de esa época, a pesar de quedar huérfano tan pequeño. Mi madre fue una mujer enferma, cuando yo nací ella no pudo amamantarme, estaba muy débil para prodigarme los cuidados maternales necesarios. A mí me amamanto la negra Hipólita y también vigilo los primeros pasos, me brindo toda clase de cuidados y cariño. Para mi madre era muy difícil el cuidado del hogar; mi padre murió cuando yo tenía tres años; yo le cause muchos problemas a ella, era un muchacho demasiado inquieto, no aceptaba el orden establecido y defendía mi libertad individual. Por eso fui a caer en la casa del Licenciado Miguel José Sanz, quien se hizo cargo de mi crianza, cosa que no me gusto mucho.
Además el no hizo nada para ganarme, era un hombre autoritario y me trato de imponer su autoridad e imponerme mas respeto. Pero yo no pensaba darme por vencido, elabore un plan de acción para amargarle la vida. Como le molestaría que mis familiares se dieran cuenta que eran inútiles sus esfuerzos de mantenerme ahí, así que regrese a mi casa. Mi gente decía que yo era anormal. Muerta mi madre pase a depender de mi tío-tutor Carlos Palacios.
El me tomo a su cargo y cuidó que aprendiese las nociones fundamentales de la lectura, la escritura, la geografía y la historia. Me consiguieron excelentes maestros, fui educado como era educado un niño de buena familia según las reglas españolas de esa época. Tuve por maestros primero al Capuchino Andujar y lo sustituyo el Padre Negrete, después Guillermo Pelgron y el Dr. Vides. Yo no atendía las explicaciones de mis maestros, era demasiado inquieto y rebelde. Ese carácter se estrelló contra las mejores intenciones y los más sanos propósitos de mis educadores. También tuve por maestro a Andrés Bello, que era tres años mayor que yo por eso fue que tuvo poca influencia en mi educación. Desde esa época existe cierto distanciamiento entre el y yo, el era muy joven y me juzgo con demasiada ligereza, mostrándome una desconfianza que recuerdo con frecuencia. Asistía a la escuela publica de la ciudad regentada por Simón Rodríguez, mi tutor Carlos Palacios pasaba mucho tiempo en sus haciendas entonces yo aprovechaba el tiempo saliendo a pasear a pie o a caballo en compañía de muchachos.
Mi tutor era un hombre con mentalidad estrecha y nunca nos llevamos, hasta que cumplí los doce años me fugue y busque refugio en la casa de mi hermana Maria Antonia. Me moría de risa al imaginarme la cara de mi tutor, Don Carlos me mando a buscar, pero no quise volver, por esa fuga se armo querella, el trato de recuperar mi custodia, acudió al Tribunal de la Real Audiencia, el cual me envió la citación correspondiente, para tratar de convencerme de que regresara a la casa. El Tribunal sin embargo se presento en casa de María Antonia para dialogar conmigo, me negué a regresar, entonces decidieron utilizar la fuerza y un esclavo me levanto en sus hombros pero me agarre a una puerta y luego de mi cuñado. Mi tutor me golpeo y solo así pudieron llevarme.
Ese pleito termino cuando la Audiencia decreto que debía ser internado en casa de el maestro Rodríguez. Que iba a imaginarme que empezaba ahí una amistad que duraría para toda la vida. ¡Mi maestro y mi amigo! Fue como el padre que no conocí, como un hermano mayor, el me guió, me dio conocimiento, me hizo creer en un ideal.
Gracias a el se me metió el gusanillo de la Independencia, por eso lo de el juramento de el Monte Sacro, el fue la persona que me inspiro.
Su personalidad algo loca, imagínate que un día se quito la ropa para enseñar una lección de anatomía.
¿Libertador como era Simón Rodríguez? Pregunté, he leído muchas cosas sobre el, pero imagino que nadie lo conoció como usted.
El me respondió: Mi maestro. Si, era extravagante, tenía una moral bastante diferente, era cínico, bastante original diría yo. Me aprecio mucho, quizás como un padre; como ya te dije. Su nombre verdadero fue Simón Narciso Carreño Rodríguez, por desavenencias con su hermano se cambio el apellido por el materno. Su vida fue así:
Se comprometió con la Revolución de Gual y España en 1797, al ser develada la conspiración abandono el país iniciando un peregrinar por Europa y América. Estuvo en Jamaica estudiando ingles, apareció en Batilmore como tipógrafo de una imprenta. Volvió a París en 1805 que fue cuando lo consigo y realizo con el un viaje a pie por Lyón, Chambery, Milán, Venecia, Ferrara, Bolonia, Florencia y Roma. De ahí nos separamos y no lo volví a ver hasta 1825 cuando llego a Lima. En Chuquisaca le nombre Director de Instrucción Publica, cargo que ocupo por poco tiempo pues no pegaba con su carácter aventurero y de trotamundo empedernido Decía que no quería parecerse a los árboles permaneciendo en un solo sitio, quería ser libre, sin ataduras sociales, económicas ni religiosas.
La educación que me impartió no fue la tradicional, fue en contacto con la naturaleza, nadando, haciendo largas caminatas, mientras me hablaba de autores clásicos como Plutarco y los modernos como Russeau.
No me hablo de obligaciones, no me mando tareas ni lecciones, no me impuso horarios. Dialogo conmigo, se intereso en mis amigos, mis aficiones, juegos y por mis problemas. Se compenetro conmigo y trato de entenderme. Participo de mis juegos, me acompaño a los sitios que yo quería ir, me comentaba las pequeñas anécdotas de la vida diaria.
Se hizo realmente mi amigo y sentí por primera vez que alguien me entendía y me quería. Nos fuimos a la Hacienda de San Mateo, donde hacíamos ejercicio físico caminando mucho para que así me fortaleciera. Me enseño a montar. La educación me la daba en cualquier momento, en la casa o al aire libre. Poco a poco sus enseñanzas entraron en mi alma, asimilando ideas.
Creo que el objetivo de él era ponerme en contacto con la naturaleza para que me sintiera parte de ella y aprendiera sus lecciones.
Él dijo después que yo solo lo entendía y siempre te diré que ejerció influencia sobre mi, mucha influencia. Una influencia que duro siete años. ¿O quizás toda la vida?
La tarde seguía cayendo y yo con la curiosidad a cuestas preguntaba sin parar. Bolívar se reía. Cálmate, poco a poco, tu si eres curioso, decía.
Continué: ¿Libertador desde cuando empezó a pensar usted en que la América Española debía de ser libre?
Con la lectura que me daba mi maestro Rodríguez empezó como ya te dije ese gusanito, mucho me hablaba sobre la necesidad de que la América española se liberara para poder disfrutar de las riquezas que tenía, ya que nunca España la dejaría desarrollarse, esa idea golpeo mi mente por muchos años y me parecía que ya 300 años eran suficiente de explotaciones y abusos de España.
Mientras yo seguía las respuestas de Bolívar prendí un cigarrillo, el de una vez puso cara de desagrado y me dijo: Puedes fumar después, me molesta mucho el humo.
Yo, como habiendo cometido un sacrilegio y muy avergonzado apague el cigarrillo lanzándolo al mar.
El siguió hablando, decía: …habían destrozado Latinoamérica, las peores matanzas y el genocidio de los pueblos indígenas pobló la conquista de América. Ya a principios del siglo 19, era lógico que quisiéramos quitarnos ese yugo. Lastima que no fuimos suficientemente unidos para lograr un gobierno que buscara el beneficio de todos, fíjate que ni ahora, ya que todo sigue igual. No hay unión y sigue América Latina poblada de miseria y atraso. Tanto sacrificio no sirvió de nada…….
Yo viendo que la conversación volvía a tomar rumbos tristes la cambie de una vez, sabia que no había peor carga para el General que ver a su “América” como ha estado, ver su sueño fracasado debe de ser muy duro para alguien que quiso lo mejor para ella. Entonces le dije que me contara más sobre su vida: ¿Libertador cuéntame que paso después de su maestro, que paso cuando era usted un adolescente?
El se río y empezó: Cuando cumplí 14 años me enviaron a las milicias de Blancos de Aragua, que era un centro de formación militar creado por mi abuelo en La Victoria, al que acudían los jóvenes aristócratas criollos.
Un año después recibí el grado de Subteniente y marche a Caracas a lucir mi uniforme, parecía un pavo real de lo orgulloso que me sentía. En esta época aparece mi primer amor, fue un estallido de ilusiones, fue una de las hermanas Aristiguieta; las Famosas Musas; ella era muy hermosa. Lo malo fue que ella se dio cuenta que lo que la unía a mí era solo una amistad, así que el idilio termino antes de empezar, causándome una gran frustración. Viaje a México para evitar los ataques de los piratas ingleses que sitiaban La Habana y ahí nos uniríamos a un convoy que partiría a España, escoltados por barcos de guerra. Yo en esa época era bastante impulsivo, indiscreto, hice comentarios bastantes subidos de tono sobre el Rey y su famoso derecho divino, me burlaba y creo que hubo dos razones que evitaron que diera con mis huesos en una cárcel y fueron primero la posición de mi familia y segundo que era muy joven y me veían como malcriadeces de niño rico. Alababa la Revolución Francesa, la posibilidad y el derecho de los pueblos de autogobernarse.
Cuando llegue a España a fines de Junio del año 1799 me volví loco, imagínate llegar a algo tan grande yo que venía casi de vivir en el campo ya que Caracas en ese tiempo era pequeña y casi rural. Madrid era ante mis ojos muy distinto a Caracas, la gente se comportaba diferente, eran serias, elegantes. Yo lo observaba todo.
Todo me parecía grande, yo que desde niño fui muy enamorado veía tantas mujeres que me sentía en el paraíso, pero ninguna fue como Teresa, pero me enamorisqué de varias niñas, pero mi tío Esteban y su amigo Manuel Mallo me contenían para que no les silbara ni les dijera los conocidos piropos, que en ese tiempo no eran comunes en España, cosa que me hubieran traído graves problemas.
Tome clases de danza, esgrima y equitación aprendí matemática e ingles, esa fue una manera de educarme y al mismo tiempo contener esa rebeldía que solo había podido doblegar mi maestro Rodríguez.
En ese tiempo por medio de Manuel Mallo vi la Corte Española y a pesar de mi corta edad e inmadurez me pareció decadente. Pensé que como era posible que esa gente nos gobernara. ¿Donde estaba su grandeza, su gloria? Nunca la vi. Te lo digo porque viví en casa de Manuel Mallo, donde vivía mi tío Esteban y Mallo era el querido de Maria Luisa de Parma, esposa de Carlos IV y no era el único, pero en ese momento el primero y lo seguía Godoy, que después fue enemigo de nosotros y con el tuvimos un encontronazo.
Bueno en ese momento yo era muy impulsivo, me batiría en duelo porque me iban a detener por andar en uniforme y con diamantes como mancornas. Prefería morir que aceptar eso. La cosa no llego a mayores ya que intervino la gente y apaciguo el asunto.
¿Se dice que usted le quito el gorro a el hijo de Maria Luisa en un juego de pelota igual que en unos años después usted le quitarías las colonias?
Si, así fue, pero se le ha dado demasiada importancia a un simple accidente de juego que una vez conté, algo que le ha podido pasar a cualquiera, imagino que si jugaba pelota; además de hacerlo tan mal; le tumbarían el gorro miles de veces. Fue una simple casualidad. De mi se han magnificado acontecimientos a veces sin importancia y otras veces se han dejado pasar cosas que si han sido relevantes.
¿Como cuales Libertador?
Por lo menos la gran influencia que tuvo en mi el Márquez de Ustariz, mis biógrafos apenas la muestran, creo que si no hubiera sido por el no hubiera salido de vivir en puros lujos y diversiones, después de mi maestro Rodríguez el me guió a través de la búsqueda de un ideal.
El Marqués me creo la necesidad del saber y me condujo por los libros clásicos de la Antigüedad, me indujo al conocimiento directo de los buenos autores. Me enseño a amar las grandes obras literarias del espíritu humano y gracias a el tuve el buen habito de alimentar mi alma con buenas lecturas, el me saco de un medio social impuro, que hacia daño a mi moral, como ya sabes yo vivía en casa de uno de los “queridos” de Maria Luisa de Parma.
Hay algo mas que le debo al Marqués, y es que gracias a él conocí a Teresa. Sobretodo lo de Teresa, nunca se podrá plasmar en un texto el gran amor que le tuve y la gran desgracia que para mi significo su partida. El dolor tan grande que sentí nunca se podrá medir, sentí que al irse ella parte de mi vida se fue con ella. Los sueños de familia, de hijos se fueron con ella. La ame, la ame mucho, la adore con la necesidad de ser amado, como ella ninguna, a pesar de que llegaron muchas después, ninguna como ella. Ella era de naturaleza soñadora y aparecí a sus ojos como un príncipe azul como un ser extraordinario y yo vi en ella la mujer ideal, la compañera para toda una vida. Yo no quise esperar y a los pocos días de iniciar el noviazgo le pedí a su padre a Teresa en matrimonio. El quedo sorprendido pero no se opuso, nos aconsejo que lleváramos las cosas con más calma. Aprovecho para hacer un viaje a Bilbao con Maria Teresa para probar nuestro amor, pero hasta ahí llegue logrando la aprobación de mi suegro y después de cierto tiempo el 26 de Mayo de 1802 nos casamos en La Iglesia de San José de Madrid
¿General ni a Manuela amó más? Pregunte yo.
El se rió y me dijo: Fueron tan distintas, Manuela la tempestad, Teresa la calma, Manuela el fuego, los celos intempestuosos, el sexo ardiente. Teresa la quietud, el amor, la familia, los hijos. Compararlas es como separar la noche del día, la luz incandescente de la calmante oscuridad.
Las dos tuvieron sus momentos, cuando Teresa yo era un joven inexperto, falto de amor de familia y cuando Manuela yo ya era un hombre de experiencia dada por los años y por la guerra, moldeado por el triunfo y el fracaso. Lo que si te digo; cosa que he pensado mucho; que si Teresa no hubiera muerto quizás no hubiera sido Libertador ya que la quietud de la familia no hubiera compaginado con las ardientes sesiones de la Sociedad Patriótica.
Deje el amor de Venus por la espada de Marte.
Yo le respondí: “Libertador no dejaría tanto los brazos de Venus como usted dice, ya que un buen numero de mujeres le acompañaron, fíjese Maria Ignacia Rodríguez, Fanny Du Villar, Pepita Machado, Julia Cobier, Bernardina Ibáñez, Juana Pastrano, Manuela.
¿Dígame algo se enamoro de Fanny Du Villar?
El General se rió y dijo: “me las tienes contadas a todas, te voy a responder. Ame a todas ellas. Eran tan distintas y a veces tan iguales. Me dieron alegrías, tristezas, placer, sensualidad y si hubiera vivido más a más hubiera amado. Pocos hombres; modestia aparte; necesitaron como yo de la caricia de Venus.
General no se me salga de la tangente contésteme sobre Fanny por favor.
Bueno ya que insistes, para mi ella era tres grandes amores en uno, el de esposa por la unión de ideales, el de madre por ser mayor que yo y el de amante que sano con su amor mí roto corazón después de la muerte de Teresa.
¿Libertador en casa de ella fue que conoció a Humboth y a Bompland?
A Humboth lo conocía de vista cuando el estuvo en Caracas pero a Bompland si lo conocí donde Fanny, hay hasta una anécdota donde Bompland dice que los pueblos de la América española están ya maduros para liberarse de el tutelaje de la madre patria pero que no ve el hombre que liderase esa lucha y tenía enfrente a uno de ellos.
Quizás ese sueño de libertar a mi tierra fue lo que me hizo vivir cuando deprimido por la muerte de Teresa estuve a punto de abandonarme. Mi maestro Rodríguez me sugirió que debía buscar un fin para vivir, podría ser la búsqueda del conocimiento científico o de un ideal.
En ese momento el inventa un viaje a pie por Francia e Italia. Mi salud mejora y me impregno de las ideas de libertad ya que esa era la moda.
¿Ahí fue donde hizo el Juramento del Monte Sacro?
Si, en Italia. La proximidad de los sitios históricos romanos me hizo pensar en lo esclavos que éramos por el poder español. Quede perplejo ante la grandeza del Monte Sacro y de corazón dije: “Juro ante Ud., juro por el Dios de mis padres, que no daré descanso a mi alma hasta que no haya roto la voluntad del poder español”. Creo que en esas palabras te retrato todo lo que sentía por mi país. De ahí en adelante moriría el Bolívar que solo buscaba placeres y nació el que daría todo de si para liberar a su patria.
¿Libertador imagino que se fue de una vez para Venezuela después del juramento del Monte Sacro?
No, regresé a París, hable con Fanny y le anuncie que volvería a América, ella no quería que me fuera. Nos juramos amor eterno y le regale un anillo donde grabe la fecha de mi partida. Me dolió dejarla; mi amiga, mi apoyo; pero la vida es así y no volví a verla. Claro no hubo día en que no la recordé.
Al llegar a Caracas la ciudad estaba en ebullición. Los sucesos Napoleónicos en España habían conmovido a las colonias. Las ideas de la Revolución Francesa estaban en boga....
¿Qué pasó General, cuente, cuente apure yo?
Entré en la conspiración al saber que ya Carlos IV y su hermano Fernando VII habían abdicado a favor de José Bonaparte, hermano del Emperador de los franceses, ya que aprovechando el alboroto de Caracas en contra de unos delegados de los franceses quisimos aprovechar y tomar el poder, pero fallamos, fui avisado por el hijo de el Capitán General y huí a la finca que tenía en Aragua. Salí como alma que lleva el diablo, con un mal sabor a derrota.
Conmigo estaban los Montillas, mi tío José Feliz Ribas, el Márquez del Toro, Martín y José Tovar. Lo que si te digo es que ese día no teníamos un plan bien establecido, tampoco las condiciones mínimas para triunfar. ¡Hubiéramos sabido lo que nos faltaba para lograr la libertad total! ¡Hubiéramos sabido lo que nos costaría¡ A veces pienso : ¡Tanta sangre derramada....! ¿Para que?
Libertador como va a decir eso, varias generaciones de venezolanos le estamos completamente agradecidos. ¿Qué hubiera sido de Venezuela sin usted? Usted iluminó la lucha independentista, así que por favor, no hable de ese modo.
Bolívar rió tristemente y yo sentí que el tenía una gran decepción sobre lo que se habían convertido sus sueños. Siempre lo imagine y en esta conversación cada vez que le toque el tema sentí su tristeza y decepción. Lo peor fue que aunque inexplicable, sentí como algo físico en mí el dolor del General.
Lo lamenté ya que con estas pocas horas de conversación le había agarrado afecto como si lo conociera de siempre.
El continúo: El 19 de abril me agarro en Aragua, al enterarme regrese a Caracas. Estaba feliz, al llegar busque a mis amigos para que me que informaran, visite a Vicente Salías y al Padre Madariaga, fui a La Junta Suprema y me puse a su disposición. La Junta me ascendió a Teniente Coronel de Milicias de Infantería. Al principio la felicidad me embargo, pero después fui entendiendo que el camino del triunfo era largo y duro.
Conseguí la desconfianza en algunos amigos; y como ya te dije; la división y la envidia que nos caracteriza.
Como necesitábamos darnos a conocer y tener apoyo , además de establecer vínculos diplomáticos con otros países me eligieron a mi para ir a Inglaterra , pero temían mi impetuosidad, por eso muchos no querían que fuera, al fin me hicieron aceptar las instrucciones que me impartieran y que no me saliera de ellas. Acepte y me nombraron Jefe de la Misión de Venezuela ante su Majestad Británica, me acompañaron y me contenían Luis López Méndez y Andrés Bello. Acepte ya que me interesaba tener una posición que me permitiera exponer mis ideas….
¿Libertador, como hizo para contenerse usted que es tan apasionado y que esas ideas de libertad que usted traía luchaban contra esas ideas reformistas de la Junta Suprema, pregunte?
Ay amigo, fue difícil contener toda esa impetuosidad, me cuesta creerlo pero lo hice. Llegue a Londres esperamos hasta que al fin el Secretario de Asuntos Exteriores, el Márquez de Wellesley concediera una Audiencia. Ese día hable yo como jefe de la delegación a pesar de que no hablaba ingles lo hice en francés, en ese momento toda la pasión que sentía por la Independencia y el odio hacia España me hicieron decir cosas que reñían con las instrucciones dadas por Caracas. Eso asombro al Marques y me di cuenta que me había equivocado.
En la segunda entrevista lo que hice fue seguir las instrucciones, a pesar que arábamos en el mar ya que nunca aprobarían la Independencia de Venezuela, por que necesitaban la ayuda de España contra Napoleón.
Inglaterra presiono a España para que abriera las arcas de su colonia al comercio con ellos, España dijo que estaba dispuesta pero debía contar con el apoyo de Inglaterra para someter a la incipiente revolución.
Yo me indigné cuando la supe y dije que aceptaríamos la mediación inglesa si ella no reconocía el Concejo de Regencia de España, pero resulto que para ellos era más importante derrotar a Napoleón que ayudarnos. Aquí acabe mi camino como diplomático ya que no se consiguió nada...
¿General, lo único que hizo fue política en ese viaje?
Bolívar rió con fuerza y comento: Tuve un lió grandísimo en un burdel, donde una prostituta al no entender mi español y estar de mal humor se puso a gritar. Yo abochornado le di unos billetes que ella arrojo a la chimenea, hasta que llego un señor que hablaba algo de español y calmo a la mujer.
Ella me había confundido con un griego que le ofrecía cualquier porquería. Con eso quede curado ya que la vergüenza fue muy grande mas nunca volví a un sitio parecido.
Bueno tampoco tendría mucho tiempo.
Yo volviendo al tema seguí preguntando y era apasionante oír la historia de la Independencia de Venezuela por su autor principal.
¿Qué paso después, al llegar usted a Venezuela, Libertador? ¿Usted trajo a Miranda?
Llegue en septiembre de 1810 a Caracas, después llego Miranda invitado por mi, cosa que alarmo a la Junta Suprema. No lo querían dejar desembarcar, pero el pueblo al enterarse de su llegada lo aclaman. En pocas palabras yo estuve detrás de esa manifestación. Yo apoye a Miranda en ese momento, hasta lo lleve a vivir en mi casa y lo acompañe a todos los actos que acudió.
Lo malo fue que entre él y yo empezamos a tener discrepancias en lo concerniente a lo que debía de ser la independencia americana.
Yo le decía que necesitábamos a un caudillo que nos dirigiera al triunfo definitivo. El pensaba todo lo contrario, decía que los americanos no querían la libertad, que solo había una minoría de criollos descontentos, que carecían del apoyo del pueblo, que la independencia se debía conseguir desde afuera, con un ejército que venza a los españoles e imponga la libertad, además de buscar el apoyo de las grandes potencias.
Al final la Junta Suprema lo acepto y lo nombro Teniente General.
Existían en esos momentos tan intensos para Venezuela dos corrientes, por un lado los que apoyaban al gobierno, que eran conservadores, timoratos, indecisos; querían la vuelta del viejo orden cuando se restituyera la normalidad en España y nosotros los revolucionarios independentistas que queríamos la total independencia de España.
Organizamos La Sociedad Patriótica, con la cual presionábamos al gobierno para que declarara la Independencia de Venezuela. Miranda nos ayudo con toda su experiencia de La Revolución Francesa a crear dicha sociedad, ya que fuimos muy parecidos a los clubes jacobinos. Preparamos al pueblo caraqueño para el 5 de julio.
¿Libertador, dígame algo, como fue el 5 de julio?
Ese día, se reunión el Congreso, habían; como cosa rara en Venezuela, muchos rumores. Había tumultos. La gente estaba decidida de lograr la declaración de La Independencia de la manera que fuera. Porsu puesto ahí estábamos nosotros como siempre, detrás de la turbas, presionándolas para que agitaran y alborotaran.
Por todo el alboroto el Presidente del Congreso proclamo que éramos una nación independiente.
Todo eso me produjo una gran alegría, pero no tardaría en llegarme una enorme desgracia como sería la muerte de mi hermano Juan Vicente que naufrago viniendo de Norteamérica. Los días siguientes fueron trágicos, mi familia los Bolívar y los Palacios me trataban como la oveja negra. Ellos eran realistas y muchos nunca cambiaron de opinión. Sobretodo los Palacios que hasta después de liberar cinco naciones me consideraron el malo de la partida, el traidor a Dios y a la Madre Patria.
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- Jacobo
- Voy Tras la huella que un día Marulanda desde Marquetalia luchando trazo, quiero seguir sus pasos ser Hombre nuevo, en el combate ser el primero, peleando siempre por la verdad.
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