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domingo, 15 de marzo de 2009


Se nos trató de engañar con procesos de
diálogo sin fin que sólo buscan minar la moral
¿Qué tal de fuerte se hallan las FARC?

La verdad recientemente divulgada sobre más de 2000 colombianos desaparecidos en estos últimos años, reportados luego como “guerrilleros dados de baja en combate”, es un buen referente del tipo de violencia que lacera nuestro país. Muchachos desempleados de origen humilde residentes en zonas y barrios marginales de ciudades grandes y medianas son contratados para trabajar en lugares alejados del país. Llegados al sitio son asesinados, vestidos de camuflado, armados con fusil y reportados por el ejército como terroristas abatidos. De esa infame cadena de la miseria humana que da la recompensa en dinero para unos, las medallas y los ascensos para otros, y las fotos y la gloria para los de bien arriba. Así es como el Estado pretende ganarle el pulso a las FARC, mostrándolas derrotadas en combate. Vale recordar que luego de las frustradas conversaciones del Caguán, llevamos seis años de intensa confrontación política y militar, durante los cuales se han triplicado los efectivos de la fuerza pública oficial, los servicios de inteligencia, así como el presupuesto para la guerra, y se ha multiplicado al infinito la presencia de militares gringos que utilizando tecnología de punta se han ido posicionando a lo largo de la región amazónica (vaya a saber uno con qué otras intenciones), todo lo anterior financiado con cerca de ocho mil millones de dólares del Plan Colombia. Y a pesar de lo mencionado, la confrontación se mantiene y acrecienta, a lo largo y ancho de todo el país. Siendo las FARC un ejército irregular, mantenemos todos nuestros comandos conjuntos, frentes y columnas estratégicas actuando, de acuerdo a planes elaborados en los plenos del Estado Mayor Central y reforzados el año pasado en nuestra Novena Conferencia. Hemos golpeado y también sufrido golpes, así son las guerras.

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Voy Tras la huella que un día Marulanda desde Marquetalia luchando trazo, quiero seguir sus pasos ser Hombre nuevo, en el combate ser el primero, peleando siempre por la verdad.