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viernes, 29 de abril de 2011

EL REGRESO DE QUETZALCOATL



La guerra como las revoluciones son procesos obje¬tivos e inevitables. Si Bolívar no hizo doctrina histórica de esta verdad, supo en cambio hacer uso práctico de ella. Las guerras revolucionarias motorizan la historia: el pro¬greso de la humanidad ha estado adherido a ellas. Antes que el marxismo, el positivismo histórico hubo de reconocer esta verdad, incluso en nuestro país.33 Somos con¬trarios tanto a los apologistas de la guerra —la guerra por la guerra misma— como a quienes reniegan de ella en términos absolutos y abstractos. Uno y otro extremo fal¬sean la objetividad histórica y se complementan mutua¬mente en distorsionar los hechos. Con Víctor Hugo, y aun antes con el padre Vitoria, pensamos concretamente que las guerras son justas e injustas.31 La existencia actual del imperialismo es la base social de las guerras: Primera y Segunda Guerra Mundial, Corea, Argelia, Congo, San¬to Domingo, Cuba, Vietnam. Las guerras de rapiña im¬perialistas son guerras injustas. Las guerras interimperia¬listas por el reparto del mundo son guerras injustas. Las guerras neocolonialistas contra los pueblos que luchan por su independencia y la libertad son guerras injustas. Estamos contra esas guerras. Pero no podemos estar con¬tra las guerras justas: aquellas que libran los pueblos y naciones para romper el yugo de la opresión social, na¬cional y tiránica. Esas guerras son los grandes partos de la historia. Ellas engendran las profundas transformaciones que hacen barrenar las carcomidas estructuras sociales. Apoyamos, estimulamos y nos solidarizamos con ellas, porque son el único antídoto para aniquilar para siempre las guerras sobre la tierra, cuando fenezca el imperialis¬mo capitalista, el vasallaje neocolonial, el despotismo le¬galizado, la explotación, la barbarie, el atraso. Por eso Bolívar, en adecuación a estos planteamientos sobre el papel positivo de las guerras justas, es contundente:

33Ver Laureano Vallenilla Lanz, Cesarismo Democrático, Tip. Ga¬rrido, Caracas, 1952; págs. 1 y siguientes.


34"Toda guerra entre hombres —ha escrito Víctor Hugo— es una guerra entre hermanos; la única distinción que Puede hacerse es la de guerra justa y guerra injusta." Citado por Vallenilla Lanz, ob. cit., pág. 2.

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Voy Tras la huella que un día Marulanda desde Marquetalia luchando trazo, quiero seguir sus pasos ser Hombre nuevo, en el combate ser el primero, peleando siempre por la verdad.